Friday, October 08, 2004

Observación participante 1

El evento que se observo fue el concierto del grupo “Yeah Yeah Yeahs” que se llevó a cabo en la ciudad de México el día 22 de septiembre del año en curso en el Salón 21 a las 20:00 hrs.

La cita para el concierto era a las 20:00, sin embargo, la gente comenzó a llegar desde las 18:30 hrs., aproximadamente. Los boletos no eran numerados, por lo que no había sillas así que conforme los espectadores iban llegando se iban colocando en la parte más cercana al escenario; en la parte que circundaba al escenario y que se podrían llamar como los límites del Salón 21 había un desnivel, por lo que algunos, muy pocos en realidad, de los que iban llegando se quedaban ahí, para poder ver mejor. La mayoría de los asistentes eran jóvenes y adolescentes, y era raro ver llegar a alguien solo; llegaban grupos de amigos (hombres y mujeres, sólo hombres y sólo mujeres), y en parejas (ya fueran amigos(as) o novios).
Antes de que comenzara el concierto, los grupos de personas que iban llegando se ponían a platicar, ya fuera entre ellos o con algún otro grupo, básicamente entablaban conversación con la(s) personas que estuvieran a su alrededor, algunos de los temas que alcancé a escuchar sobre los cuales platicaban era de música, a qué otros conciertos habían ido anteriormente, por qué les gusta ese grupo (canciones favoritas), qué otros grupos les gustan, elogios a la vestimenta o accesorios, de dónde venían y que estudiaban. Los hombres que iban solos platicaban con mujeres que iban solas también pero, que yo alcanzara a escuchar, jamás tocaron temas referentes al sexo ni les faltaban al respeto a las mujeres (parecía que fueran viejos amigos que se encontraron en el concierto). Cabe mencionar que en la periferia casi no había interacción/comunicación interpersonal más que entre las personas que se conocían (entre los grupos que ya iban formados), no cruzaban palabra con los integrantes de otro grupo por muy cerca que estuvieran (se podía notar cierta separación, al grado en que se podía diferenciar donde terminaba un grupo y donde otro, es decir, quienes se conocían y quienes no, cosa que en el centro no se notaba).
Pocos minutos antes de empezar el concierto el lugar ya estaba casi lleno, en la periferia había pequeños espacios donde la gente no se veía tan aglomerada como en el centro (aquellos que estaban junto al escenario), pues quienes se encontraban ahí guardaban cierta distancia, además de que la cantidad de gente que ahí se encontraba era mucho menor que la que estaba en el centro (como la quinta o cuarta parte); en el centro todos estaban muy juntos, no había un espacio entre cuerpo y cuerpo donde cupiera alguien más, a menos que se metiera a fuerzas; se notaba que tenían calor, pero aún así no se separaban (el contacto físico era inevitable). Al momento de apagarse las luces todos dejaron de platicar para poner atención a lo que ocurría en el escenario y al comenzar el concierto todos comenzaron a gritar y cantar, los que estaban más próximos al escenario comenzaron a brincar y a bailar moviéndose de un lado a otro, había quienes intentaban quedarse parados pero les era imposible pues como la gran mayoría se estaba moviendo también los movían a ellos, así que para evitar el desequilibrarse con los empujones o caerse tenían que hacer lo mismo que los demás, brincar, moverse de un lado a otro, etc. Lo anterior ocurría en el centro, ya que en la periferia todos estaban parados observando el escenario y haciendo un comentario e vez en cuando o siguiendo el ritmo de la canción de una manera muy discreta. En el centro se notaba un movimiento constante, las personas cambiaban de lugar debido al mismo movimiento (parecía que estaban dentro de un recipiente que alguien estaba agitando) y los integrantes de los grupos que habían llegado juntos terminaron esparcidos por entre la masa; las chavas que iban con sus novios eran protegidas por éstos para que no las fueran a tirar o a empujar (más de la cuenta), aquellas que iban solas buscaban los espacios que quedaban entre las parejas para que así estuvieran, hasta cierto punto protegidas, hubo cierto comportamiento que me llamó la atención, según yo, una de las tantas chavas que estaban ahí iba con su amiga, pero cuando el concierto comenzó, debido al “furor” de los movimientos de la inmensa mayoría ésta estuvo a punto de caerse, por lo que se sostuvo de uno de los chavos que estaban frente a ella, y que no conocía, de ahí ya no lo soltó sino hasta que decidió salirse del centro, como otros tantos, para irse a la periferia y observar/escuchar desde ahí, el chavo, por su parte, lejos de lo que uno podría suponer (que iba a voltear y decirle que lo soltara), la sostuvo durante todo el tiempo que ella estuvo ahí.
En lo que respecta a la periferia, las personas que ahí se encontraban estaban bastante tranquilas, como ya mencioné arriba, solamente tarareaban una que otra canción o hacían uno que otro comentario, había algunos (los que se habían salido del centro) que bailaban y gritaban a todo pulmón cuando comenzaba alguna canción; es algo curioso pero me pareció que cuando aquellos del centro, que todavía llevaban consigo ese furor, contagiaron a unos cuantos de los que habían permanecido desde un principio en la periferia, así comenzaron a bailar y gritar con ellos y a intercambiar uno que otro comentario (fue como si de pronto se hubieran desinhibido y olvidado de las otras personas e la periferia, que, discretamente, los veían y se reían como diciendo “qué les pasa a estos locos”); estos integrantes de la periferia sólo gritaban cuando la vocalista del grupo gritaba “¡Viva México!”.
Hubo momentos en los que parecía que la vocalista se iba a aventar en la muchedumbre, pero nunca lo hizo, en cambio, algunos otros sí lo hicieron (hombres y mujeres) y los anduvieron pasando por encima de todos, cuando llegaban a lo límites del centro los bajaban y se volvían a integrar a éste. Lo que ocurría en el escenario animaba más a los del centro a seguir con su “movimiento” ya que en ningún momento, salvo una o dos canciones tranquilas, los integrantes del grupo musical dejaron de moverse al ritmo de la música, en especial la vocalista, que saltaba y corría de un lado para otro.

Entrando ahora a la parte del aspecto físico de los asistentes (vestimenta, accesorios, maquillaje, peinados, etc.), e gustaría comenzar por los integrantes del grupo: la vocalista llevaba un vestido/blusa plateado sin mangas, pantalón de mezclilla y tenis, su maquillaje era bastante llamativo (sombras plateadas y lápiz labial rojo), tiene el cabello corto, con fleco que casi le tapa los ojos por completo y es de color negro, llevaba pulseras y aretes de plástico y debido a la iluminación del escenario no se distinguía muy bien de que color eran; en lo que respecta al guitarrista, éste llevaba una playera negra sin mangas, pantalones de mezclilla y tenis, el cabello levantado, y varias pulseras, el estilo del baterista, debido a que las veces que se levantó para agradecer la iluminación cambiaba, era muy difícil de observar, sin embargo llevaba, básicamente, una playera y pantalón e mezclilla.
En lo que respecta a los asistentes, aquellos que se encontraban en la periferia se distinguían de los del centro, aparte de las características arriba mencionadas, por su forma de vestir: iban de playera y pantalón de mezclilla, fueran hombres o mujeres. Su vestimenta no distaba mucho como se ve vestidos a los jóvenes/adolescentes por la calle en un día normal (de manera informal, con tenis y playera, y una chamarra), a pesar de que el concepto de éstos era el mismo que el de los del centro su vestimenta no era tan llamativa, esto debido a que los colores que usaban eran oscuros en su mayoría (azules, negros o rojos).
Las personas que conformaban el centro coincidían en el concepto de su vestimenta: la mayoría de las mujeres iban vestidas con pantalón de mezclilla (pescadores) o falda (algunas llevaban ambos), playera, y saco de vestir, tenis converse de bota con las agujetas sin amarrar, algunas no llevaban calcetines y las que sí eran rayados o de colores, los cuales no combinaban con lo que llevaban puesto, usaban aretes grandes y vistosos (de plástico y de figuras como estrellas, lunas, etc.) y pulseras de colores fosforescentes (de plástico en espiral o de cuentas), iban peinadas de cola de caballo, muy arriba, con el cabellos suelto o, aquellas que lo tenían corto, peinado hacia arriba, algunas llevaban corbata e iban maquilladas de colores llamativos (rosa mexicano, verde limón, azul eléctrico, e inclusive algunas de negro, sus playeras eran también de estos colores). En el caso de los hombres, éstos llevaban pantalón de mezclilla roto, playeras de conciertos anteriores, sacos o chamarras también algo rotos, tenis (la mayoría converse), bufanda o mascada en el cuello, pulseras de cuentas, cabello peinado hacia arriba y algunos llevaban pequeños morrales. Eran pocos los que llevaban algún tipo de perforación o tatuaje (éste era más difícil de ver si es que lo tenían pues no podía revisar de uno en uno o preguntarles). A quienes se lograba ver parte de las piernas se podía apreciar en la gran mayoría una pulsera en el talón y los que usaban lentes, el armazón de la gran mayoría era de pasta.

Al terminar el concierto los asistentes comenzaron a pedir otra canción, por lo que el grupo los deleitó con dos más, después de las cuales se retiraron del escenario, se escucharon algunas voces perdidas que querían otra canción pero ya nadie los siguió así que la gente comenzó a irse. A la salida estaban los vendedores de playeras, discos, tazas, llaveros, etc., la gran mayoría fue directo a las playeras y ahí todos empezaron a empujarse y jalarse (se peleaban por las playeras) y los vendedores no se daban abasto, hubo inclusive algunos que se robaron la playera (pude ver a tres), los demás puestos también tenían gente pero en menor cantidad.
Ya en la calle, algunos les dieron aventón a los que iban saliendo, sin importar quienes eran y algunas mujeres compartieron taxi (unas chavas les ganaron el taxi a otras pero les preguntaron a éstas últimas si iban para el mismo lugar y se fueron juntas). Ya por la estación del metro un chavo iba caminando con su playera del concierto en las manos y un grupo (que también traían playeras) venían en sentido contrario, al ver a las playeras se saludaron y dijeron que “había estado chido” (es increíble observar hasta dónde llega el fenómeno, no permanece en el lugar del concierto sino que llega a desplazarse a los lugares circundantes).
Así terminó esta observación, aproximadamente a las 23:00 hrs.

Marco Teórico

Partiendo del tema de investigación el impacto de eventos masivos de la ciudad de México en la creación de identidad social del adolescente se explicará cada una de las variables que éste implica: identidad social, adolescente y masa. El orden de éstas parecería ser irrelevante, sin embargo me gustaría comenzar por la variable, a mi parecer, más importante en este tema, la cual es identidad social, abordando posteriormente la de adolescente y por último la de evento masivo.

El concepto de identidad es presentando en psicología social como una idea síntesis que muestra la articulación de lo psicológico y lo social en un individuo; según Fischer (1990, p.157), la identidad social es “la conciencia social que el actor tiene de sí mismo, pero en la medida en que su relación con los otros confiere a su propia existencia cualidades particulares”.
La identidad social implica una definición de uno mismo por los otros y de los otros por uno (descubrir quién es uno para sí mismo y quiénes son los otros para sí) (Laing, 1971); asimismo señala cómo, a través de ésta, se incorporan a la personalidad fenómenos de la realidad social (representación social, influencia social) para construir el núcleo de lo que el individuo piensa: “la identidad es, pues, el producto de los procesos interactivos en marcha entre el individuo y el campo social, y no solamente un elemento de las características individuales. La identidad es la realidad social que se actualiza en una representación de sí” (Fischer, 1990, p.157). Por lo tanto, lo social, como elemento de nuestra identidad (familia, raza, nación, profesión, etc.) está presente en función de nuestras características individuales. La dimensión social de identidad no es, entonces, una realidad exterior a nosotros o simple objeto de nuestras proyecciones y opiniones, es, en palabras de Fischer, “el tejido que alimenta nuestros deseos y valores y los transforma en un sistema consistente”.

Dentro de un sentido ordinario, la noción de identidad admite dos polos: el individual (las características individuales que alguien se atribuye y que le permiten decirse y mostrar quién es), y el social (sistema de normas que se expresa a través del conjunto de los roles a los que el individuo se adapta para responder a las expectativas de los otros, de un grupo social o de una situación dada) (Fischer, 1990). Así pues, es entendible que el concepto de identidad social sea abordado desde el punto de vista de las diferentes ciencias que estudian tanto al individuo como a la sociedad en sí, pudiendo ser definido desde un enfoque psicoanalista, sociológico (dialéctico o funcionalista), o psicosocial .

Estos enfoques dan una versión muy singular de lo que es la identidad, por lo tanto, remontarse a cada uno de ellos desviaría por completo el rumbo del presente documento; es por ésta razón, y debido a su utilidad para con el propósito del presente, que se abordará solamente la definición que el enfoque psicosocial da sobre la identidad. Este camino “ha definido progresivamente la identidad a partir de una problemática de la interacción que integra, por una parte los aspectos individuales y los componentes psicológicos relacionados con la personalidad (el Sí mismo ) y, por la otra, las variables sociológicas relacionadas, especialmente, con la noción de rol social” (Fischer, 1990, p.162). Haciendo referencia a los trabajos de Zavalloni en este campo, se puede decir que la identidad social es una construcción (social) de la realidad donde la relación con los demás es la conciencia de dicha relación respecto a la conciencia de pertenencia; por lo tanto, la conciencia de sí es inseparable de la conciencia del otro, apareciendo así la identidad como un objeto privilegiado para comprender la construcción de la realidad social. Lo anterior en la medida en que la relación con el mundo se establece a través de las diferentes pertenencias sociales y culturales del individuo (Zavalloni, 1984). De manera resumida, la identidad social de un individuo puede ser definida como las diferentes modalidades del sentimiento y de la representación de sí que se derivan de las formas de interacción sí/otros, en un contexto social dado, y que determinan quiénes somos.

Para lograr entender la relación que pudiera existir entre los eventos masivos y la creación de una identidad social deberá tomarse en cuenta que existen ciertas características que permiten captar los principales componentes de la identidad, éstas, según Fischer (1990), son tres: el sí mismo (que muestra cómo define un individuo quién es), la pertenencia social (que pone de manifiesto la manera en que se refiere a grupos que le permiten evaluar quién es), y la implicación social (indica los grados de interiorización de los roles y las modificaciones de identidad, en función de los cambios de status social del individuo). Autoestima (ambiciones, aprobación social y confianza en el poder propio), autopresentación, nacionalidad, raza, religión, creencias, clase o grupo social, valores, sexo, compromiso personal, libre albedrío, situaciones sociales e incertidumbre, son sólo algunos de los componentes de la identidad a los que se hace referencia.
Cabe mencionar que los trabajos de Freud, Piaget, Mead, muestran que la identidad social no es un dato totalmente hecho, pues se construye progresivamente y, especialmente, durante la infancia. Existen mecanismos de formación de identidad que actuarán de manera especial durante el periodo mencionado, sin limitarse a él, ya que cada una de las etapas del crecimiento humano son esenciales para la creación, cambio o reafirmar su identidad; hay en particular dos mecanismos pertinentes al tema de esta investigación. El primero es la identificación, la cual se refiere a modelos sociales y culturales que orientan el comportamiento para evaluar a los otros, ésta es socialmente compartida en la medida que se acepta a la realidad social como algo que se piensa debe ser; en otro sentido, la identificación ha sido definida como un proceso en el cual otro sirve de modelo para un individuo (o a un grupo) que lo hace suyo, incorporándolo a su propia conducta por medio de una interiorización y una asimilación. El otro mecanismo es la influencia de los referentes el cual abarca aquellos elementos tomados de las categorías sociales existentes y que sirven de pauta al individuo para la creación de su identidad; la noción de referente ha sido utilizada para calificar a los individuos que marcan de forma concreta la imagen que la persona se hace de sí misma, dicho de otra manera: existen personas importantes que juegan el papel de símbolos para el individuo y de las cuales se seleccionarán signos específicos para después adoptarlos como característicos de la identidad propia, por lo tanto, el individuo poseerá varias identidades en función de los referentes que éste tenga (amigos, familia, artistas, etc.) (Fischer, 1990).

Toca ahora el turno al concepto de adolescencia, término a través del cual se le da nombre a la etapa de maduración entre la niñez y la condición de adulto. El término indica el periodo desde el inicio de la pubertad hasta la madurez y suele empezar en torno a la edad de catorce años en los varones y de doce años en las mujeres. Aunque esta etapa de transición varía entre las diferentes culturas, en general se define como el periodo de tiempo que los individuos necesitan para considerarse autónomos e independientes socialmente (Levi, y Schmitt, 1996).
Al igual que ocurre con la identidad social, el desarrollo social de los adolescentes es tratado desde diferentes enfoques teóricos: de la Edad Media a la Ilustración, la psicoanalista, el conductista (o behaviorista), de la cognición social, del desarrollo cognitivo y la biológica, entre otras. De estas aproximaciones teóricas hay dos en particular cuya descripción de la adolescencia le incumbe a la presente investigación.
La primera es el conductismo , dentro de ésta corriente se hace referencia a que los individuos (incluyendo a los adolescentes) se inclinan a la ejecución de cierto comportamiento si saben que éste los llevará a la obtención de alguna recompensa; por ejemplo: si para ganarse la aceptación de un grupo (una alta recompensa) un adolescente necesita comportarse de cierta manera, o vestirse de cierto modo, es altamente probable que el/ella lo haga; de igual modo, si cierto tipo de comportamientos necesitan ser evitados para ganarse la aprobación del grupo, es muy probable que el individuo(adolescente) en cuestión lo haga. Así, una recompensa, en este caso la aceptación del grupo, por llevar a cabo un comportamiento correcto fija en la mente del individuo la cercana relación que existe entre un estimulo y una respuesta específica (Heaven, 2001).
La segunda aproximación es la de la cognición social , la cual reconoce la importancia de los modelos sociales; es Bandura (1973), uno de los teóricos de esta corriente, quien plantea que no sólo los niños, sino también los adolescentes y los adultos, aprenden una variedad de comportamientos a través de la observación de las acciones de otras personas. Por ejemplo: los adolescentes emularán el comportamiento o forma de vestir de sus ídolos a través de la observación e imitación, facilitando así la identificación el proceso de aprendizaje; lo mismo ocurre con el grupo, el adolescente adoptará los rituales o normas culturales de éste para poder integrarse al mismo (Heaven, 2001).

Cabe señalar que un aspecto crucial del desarrollo del individuo durante este periodo es conseguir o alcanzar una sensación de bienestar psicológico, de saber hacia dónde se está yendo, entender quién es y reunir creencias sobre sí mismo (Erikson, 1968); así pues, se entiende que el proceso de construcción de identidad y conceptualización del yo, que comienza en la infancia, continúa en la adolescencia, por lo tanto, considero necesario abordar la naturaleza y desarrollo de la identidad durante esta etapa.
Habrá que destacar en este punto los trabajos realizados por Erikson (1968) en el campo del desarrollo infantil y la crisis de identidad y que hacen hincapié en la importancia del contexto y las fuerzas sociales en la vida del individuo. Erikson (1968) se centra en el impacto de la experiencia social, agrega también que cada etapa está caracterizada por presentar dos polos opuestos, reflejando crisis (las elecciones que se deben hacer a lo largo de la vida): uno de los polos o posible opción de respuesta asegura un desarrollo emocional positivo, mientras que el otro obstaculiza el crecimiento. Este teórico ve cada etapa como un periodo crucial durante el que el individuo deberá esforzarse por resolver de la mejor manera todos los “problemas” que se le presenten, para así poder pasar a la siguiente etapa y facilitar su resolución. No obstante, es la etapa que se cruza durante la adolescencia (identidad vs. confusión de identidad) la que nos incumbe. Los adolescentes se encuentran atrapados entre la niñez y la adultez, por lo tanto tiene que llegar a un punto medio donde su madurez psicológica logre encajar con las demandas y roles de una vida adulta; como consecuencia, se comienzan a preocupar por su propia subcultura y por la inicial creación de su identidad (Heaven, 2001). Antes de continuar, cabe aclarar, antes de continuar, que la identidad personal no es necesariamente inherente a la edad, como lo es la madurez física; inclusive, en algunos individuos, este proceso está aún en transcurso durante la adultez temprana.
Conforme el adolescente va explorando el despertar de su identidad física, social, emocional y sexual el papel que juega el grupo, será decisivo en el suministro de modelos sociales aceptables y establecerá los límites para el comportamiento; la creciente importancia de este grupo cautivará, entonces, al adolescente (Meeus y Dekovic, 1995). Una tarea fundamental de los adolescentes es la integración de los cambios biológicos y cognitivos, su “nueva” libertad de decidir por ellos mismos, y las presiones por parte de sus padres iguales y la masa (sociedad), es decirse encuentran en una delgada línea en la que deberán balancear las demandas de los otros y sus necesidades personales. Implícito a la construcción de la identidad está la experimentación de roles: adolescentes aprendiendo de agentes externos como la familia, los amigos, revistas, y la televisión (Heaven 2001); por lo tanto, es natural para éstos experimentar una gran variedad de roles de comportamiento y amistades y, por consiguiente, mostrarse particularmente susceptibles ante la dispersión de roles (Erikson, 1968). Parte de la experimentación de roles de la que habla Heaven (2001) podría llevarse a cabo dentro de la masa pues debido a sus características, es más fácil sentirse aceptado al “probar” la identidad que predomine en éste y tomándola como propia si pretende permanecer en él, adecuándola a su imagen.

Por otro lado, y de acuerdo con Marcia (1980) la crisis (elección del adolescente de entre varias alternativas de comportamiento y actitudes) y el compromiso (alcance que tiene la “inversión” personal del adolescente en lo que se refiere a actitudes y comportamientos) son elementos centrales en la creación de la identidad. Estos dos elementos pueden variar de una persona a otra, dando así resultado a 4 categorías de identidad:
- Identidad dispersa: los adolescentes no han hecho aún un compromiso hacia algún tipo de creencias u ocupaciones, es decir, no experimentan aún lo que es una crisis de identidad.
- Identidad exclusiva: los adolescentes que se encuentran en esta etapa han hecho un compromiso personal con ciertos valores, creencias, comportamientos aceptables y ocupaciones, aún así no han experimentado aún algún tipo de crisis. No son lo suficiente desafiantes como para tomar sus propias decisiones.
- Identidad moratoria: los adolescentes en esta etapa tal vez hayan experimentado ya alguna crisis, pero aún no han tomado decisiones o un compromiso personal; accederán y se someterán a las presiones del grupo, abandonando posteriormente esta postura por alguna otra.
- Identidad lograda: esta etapa es sinónimo de madurez y, en última instancia, de creación de una identidad. Ésta marca la terminación de la adolescencia y de que la crisis de identidad ha sido resuelta de manera exitosa.

No es forzoso que el adolescente cruce por todas estas etapas, ya que no todos los individuos se desarrollan de la misma manera.

Dejando de lado por el momento el concepto de adolescencia, entraremos ahora en el de evento masivo. Para definir este concepto es necesario abordar primero el de masa. Este término tiene un significado ambiguo ya que tanto psicólogos como sociólogos y algunos otros especialistas lo han definido de acuerdo a su línea de investigación, dándole así diferentes clasificaciones, definiciones, características, etc. a nivel histórico, el concepto de masa aparece en el castellano entre los años 1220 y 1250 proviene del latín massa que significa “masa, amontonamiento, pasta” (Hernández, A., Colomo, A. E., Gálvez, P. & Ortega, I.), es decir, un todo homogéneo, indiferenciable en sus componentes y amorfo en sus contornos, y solamente comprensible en su sinteticidad, no analizable. Según Munné (1994), las explicaciones que se le han dado al concepto de masa se pueden clasificar de acuerdo con las diferentes teorías que estudian el comportamiento tanto individual como social del ser humano. Desde el punto de vista sociológico, la masa es una entidad diferente de la simple suma de las personas que la forman; existen dos posturas que intentan explicar la naturaleza de la masa: la radical (las personas pierden su individualidad en la masa, porque en ésta se desarrolla una especie de “alma colectiva”, una conciencia o espíritu de carácter supraindividual que funde sus mentes en una unidad mental), y la moderada (la masa es una forma de sociabilidad pues representa una fusión, aunque en el más bajo grado, de los espíritus o conciencias individuales en el “nosotros”). Desde el enfoque psicosocial la masa es analizada a partir del comportamiento de los participantes, teniendo como resultado el paradigma que dice que las personas en la masa se rigen por el comportamiento individual, o sea que se comportan como lo harían estando solas, con la diferencia de que en esta situación lo hacen con más intensidad por estar afectados por la conducta de los demás y no se encuentran inhibidas, se liberan de tensiones, afloran instintos reprimidos y deseos inconscientes censurados, siendo satisfechos mediante una catarsis colectiva (Canetti, 2002). Cabe aclarar que esta segunda teoría sólo es aplicable a algunos tipos de masas. Por último está el enfoque de las teorías intermedias, las cuales dicen que las personas no pierden por completo su identidad en la masa, pero ésta, sin llegar a ser una entidad independiente, es algo más que la suma de aquéllas; dentro de este enfoque se encuentran dos explicaciones diferentes una psicológico social (la situación de masa aumenta la emotividad y la sugestibilidad de cada persona, la cual se ve, además, afectada por algunas personas que le rodean, especialmente por los conductores ), y otra sociológica (sin perjuicio de que en ella se dé salida a impulsos o tendencias reprimidos, concurren siempre unas determinadas condiciones socioculturales (Klinemberg, 1973).

A pesar de que estas definiciones dejan claro lo qué es la masa, no abordan la situación de la cantidad, es decir, desde qué número de personas se les puede considerar como masa. Para poder darle respuesta a dicha cuestión es necesario abordarla desde un punto de vista cualitativo, más que cuantitativo: siguiendo esta tendencia, Munné (1994) define masa como “todo fenómeno social cuya unidad le viene dada por el hecho de que una pluralidad de personas se encuentran en una interacción tal que reaccionen de una forma más o menos homogénea y simultánea, ante un estímulo común o según un interés compartido, sin llegar a organizarse”. De acuerdo con las características de la presente investigación es esta definición la que podría describir de manera más adecuada la variable de evento masivo, teniendo solamente contemplados aquellos que pudieran ser del tipo esparcimiento. Vale la pena, entonces, resaltar las características mencionadas por Munné (1994) en su definición y que él mismo describe de la siguiente manera:
- Es un fenómeno colectivo, es decir, formado por una pluralidad de personas.
- Unitario: dichas personas se encuentran en situación de reaccionar de un modo pasivo o activo ante un estímulo común o un interés compartido., en otras palabras, las masas son una manifestación de los fenómenos de agrupamiento donde la mayoría de la gente se comporta de un modo relativamente similar, más o menos uniforme, para responder condicionadamente a idénticos estímulos o intereses (“pautas” de masa).
- Sin organización: se trata de un fenómeno amorfo, aunque no forzosamente desorganizado ni desorganizador del sistema social. El público de una conferencia o los participantes en una manifestación pacífica de carácter político por las calles pueden mantener un orden, y aunque el acto puede estar organizado previamente, la masa en sí no contiene una organización.
- Transitorio: el carácter esporádico y la falta de organización, hacen que tiendan las masas a la inestabilidad, a poder disolverse fácilmente en cualquier momento. Son fenómenos efímeros, temporales o transitorios.
- Indiferenciado: quienes forman parte del fenómeno son meros participantes del mismo. No son miembros, cada uno con una función definida, prevista y coordinada con las demás.
- Las personas de la masa son anónimas porque están despersonalizadas; son “uno más” y no una persona identificable con nombre y apellidos. Son también sustituibles debido a que cada uno puede entrar y salir de la masa.
- Heterogéneas: no precisan, en general, de un determinado estatus, ocupación, edad, etc., para participar en el fenómeno; son personas de características diversas y pautas múltiples.
- Incontables: esto en el sentido de que ni previa ni posteriormente es necesario un número determinado de participantes, además, no suele conocerse la cantidad exacta de los que han participado o que van a participar.
- Fluido: cada participante puede entrar y salir de la masa, sin que esto implique un cambio o la disolución del fenómeno.
- Anómico: al ser un fenómeno inorganizado, indiferenciado y en general imprevisto, la masa se encuentra en una situación anómica, es decir carente de normas o pautas previstas y coordinadas entre sí funcionalmente. Esto explica que algunos tipos de masa sean desordenados. Y también la facilidad de cambio, característica de estos fenómenos.

Para dejar un poco más delimitadas las características de este concepto, hay cuatro propiedades que Canetti (2002) le confiere a la masa:
1. La masa siempre quiere crecer. Su crecimiento no tiene un límite impuesto por naturaleza; no hay disposiciones que puedan evitar el crecimiento de la masa de una vez por todas y que sean totalmente seguras.
2. En el interior de la masa reina igualdad. Se trata de una igualdad absoluta e indiscutible y jamás es puesta en duda por la masa misma: una cabeza es una cabeza, un brazo es un brazo, las diferencias entre ellos carecen de importancia; se pasa por alto todo lo que pudiera alejar a la masa de este fin.
3. La masa ama la densidad. Nada ha de interponerse, nada ha de quedar vacilando, en lo posible todo ha de ser ella misma.
4. La masa necesita una dirección. Está en movimiento y se mueve hacia algo, sumerge las metas privadas, el miedo a desintegrarse (que siempre está vivo en ella) hace posible orientarla hacia objetivos cualesquiera).

Existe otro aspecto que Elías Canetti (2002) maneja en su obra que me parece importante resaltar: él explica el fenómeno de la masa partiendo del supuesto de que el ser humano, por naturaleza, presenta cierta aversión al contacto físico con cuerpos desconocidos; tiene que saber o reconocer aquello que agarra o que lo toca. Este “temor” está presente inclusive cuando el individuo se mezcla con sus semejantes en la calle y sólo inmerso en la masa puede redimirse de este temor al contacto ya que es la única situación en la que este temor se convierte en su contrario.

“Es esta densa masa la que se necesita para ello, cuando un cuerpo se estrecha contra otro cuerpo, densa también en su constitución anímica, es decir, cuando no se presta atención a quién es el le <> a uno. Así, una vez que uno se ha abandonado a la masa no teme su contacto. En este caso ideal todos son iguales entre sí. Ninguna diferencia cuenta, ni siquiera la de los sexos. Quienquiera que sea el que se oprime contra uno, se le encuentra idéntico a uno mismo. Se le percibe de la misma manera en que uno se percibe a uno a sí mismo. De pronto, todo acontece como dentro de un cuerpo. Acaso sea ésta una de las razones por las que la masa procura estrecharse tan densamente: quiere desembarazarse lo más perfectamente posible del temor al contacto con los individuos. Cuanto mayor es la vehemencia con que se estrechan los hombres unos contra otros, tanto mayor es la certeza con que advierten que no se tienen miedo entre sí. Esta inversión del temor a ser tocados forma parte de la masa. El alivio que se propaga dentro de ella alcanza una proporción notoriamente elevada en su densidad máxima.” (Canneti, 2002, p. 8).

Después de haber presentado una aproximación a los conceptos fundamentales que dan pie al tema de la investigación se puede decir que la unión del pasado del individuo con las aspiraciones futuras es un parte fundamental de la construcción de una identidad y, al mismo tiempo, una difícil tarea que requiere un excelente sentido crítico por parte del adolescente; una vez que la tarea está completada, la persona puede esperar experimentar un aumento en la conciencia de auto merecimiento, importancia y autoconfianza (Heaven, 2001). Se podría señalar que los adolescentes, al encontrarse frente a un grupo o una masa y querer pertenecer a ella (identificarse con los que ya pertenecen) adoptan los comportamientos, hábitos y costumbres que observan, creándose así una nueva identidad, la que “usarán” dentro del grupo/masa. Esto es posible debido a que la identidad no es estática, es decir, está en función de los referentes, por lo tanto se poseen varias identidades, en este caso el referente es la masa o grupo. Dicho de otra manera, las masas juegan un papel importante en la identidad social de los adolescentes debido a su influencia normativa. La masa adquiere así, un valor normativo, por una parte, porque el individuo desea unirse a él, y por otra, porque ejerce un control social sobre éste (se adopta la identidad (forma de vestir, hablar, comportamiento, etc.) que predomine); estos definen entonces su identidad a través de los puntos de referencia producidos por el grupo/masa al que se adhieren. Los grupos de referencia normativos en los que se vive y con los cuales uno se identifica dan forma a nuestras ideas, sentimientos y costumbres, puesto que constituyen un núcleo de nuestra identidad social (Fischer, 1990). No obstante, y yendo más allá, ésta no sería la única razón por la que la masa es determinante para la formación de la identidad social del adolescentes ya que, debido a sus características, tanto de la primera como del segundo, ambos satisfacen sus necesidades de manera recíproca pues la masa busca la presencia del adolescente como un integrante más y el adolescente encuentra ahí cierto reposo ya que, al ceder a las exigencias de la misma y mimetizarse con los demás integrantes no debe preocuparse más por su identidad, ya que en la masa todos son iguales. Vale la pena, entonces preguntarse por qué los adolescentes asisten a este tipo de eventos y cómo es que se sienten parte de los mismos: gracias su vestimenta, características físicas, por la razón de ser de la masa (concierto, fiesta, etc.), qué implica para ellos ser igual a los otros, qué pensamientos pasan por su cabeza cuando se encuentran por vez primera con un evento de esta magnitud, ¿adoptan posteriormente características que observaron en el comportamiento de la masa a su identidad social?, ¿influye la identidad que “usan” en la masa como referente para su identidad social?. Estas y otras preguntas son las que intentarán responderse a través de esta investigación.






Fuentes:
• Bandura, A. (1973). Agression: A social learning analysis. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.
• Canetti, E. (2002). Masa y poder. Madrid: Alianza.
• Erikson, E. (1968). Identity: Youth and crisis. New Cork: W. W. Northon and company.
• Fischer, G. N. (1990). Psicología social: Conceptos fundamentales. Madrid: Narcea.
• Heaven, P. (2001). The social psychology of adolescence. New Cork: Palgrave.
• Hernández, A., Colomo, A. E., Gálvez, P. & Ortega, I. Introducción a la psicología de las masas. Universidad de Málaga. [En línea].
(Consultada el 17 de septiembre de 2004).
• Klinemberg, O. (1973). Psicología social. México: Fondo de cultura económica.
• Laing, R. D. (1971). El yo y los otros. México: Fondo de Cultura Económica.
• Levi, G. & Schmitt, J. (1996). De la antigüedad a la edad moderna en Historia de los jóvenes, tomo I. Madrid: Taurus.
• Marcia, J. (1980). Identity in adolescence. En Adelson, J., Handbook of adolescent psychology. New Cork: Wiley.
• Meeus, W. & Dekovic, M. (1995). Identity development, parental and peer support in adolescence: Results of a nacional Dutch survey. Adolescente. 30. 931-944.
• Munné, F. (1979). Grupos, masas y sociedades: introducción sistemática a la sociología general y especial. Barcelona: Hispano europea.
• Zavalloni, M. & Louis-Guérin, C. (1984). Identidad social y conciencia. Introducción a la ego-ecología. Montreal: Privat.

Wednesday, September 22, 2004

Justificación y validez teórica del tema de investigación

Los seres humanos pasamos por diferentes etapas a lo largo de nuestra vida y cada una de ellas tiene sus complicaciones; sin embargo, hay una en especial que pareciera nos hace padecer más que las otras, y es en dicha característica que se sustenta su nombre: adolescencia.
Este periodo es también característico e importante debido a que es durante éste que el ser humano comienza a crear su personalidad, mejor conocida como identidad, la cual puede cubre ámbitos tan variados como el social, religioso, político, cultural, etc.

La gente adulta cercana a los adolescentes (padres, maestros, hermanos, etc.), tiene ya una identidad bien definida, lo cual suele crear conflictos con aquellos que aún la están desarrollando, ocasionando que estos últimos se sientan despreciados, relegados y sin otro apoyo y comprensión más que el de sus iguales.

Sin embargo hay gente que, preocupada por las consecuencias que estos conflictos llegan a tener, realizan investigaciones sobre esta cuestión; psicólogos, sociólogos, o expertos en el tema de la adolescencia escriben manuales que sirven de guía a padres y maestros, especialmente, para comprender el desarrollo y comportamiento de los adolescentes y poder comunicarse con ellos de la manera adecuada o tomar las medidas necesarias para ayudarles si tienen algún problema. Sin embargo, no creo que este tipo de publicaciones sean suficientes para entender los múltiples modelos de comportamiento que pueden existir en una generación (actitudes, formas de vestir, lenguaje, etc.), e inclusive la noción que cada uno de ellos tiene sobre su mundo ya que, aunque comparten rasgos característicos, ninguno de ellos es igual al otro (viven bajo diferentes circunstancias). A pesar de la importancia que estos científicos sociales le confieren a los adolescentes y a los problemas generacionales, el interés que se muestra para con ellos por parte de la sociedad en general es casi nulo; muchos prefieren condenar sus actitudes de rebeldía antes que intentar conocer su ideología para poder comprenderlos y ayudarles (apoyarles), en determinados casos.

Dentro de la estructura social que nos rige actualmente existe cierta tendencia a que en los núcleos familiares la atención hacia los hijos sea muy poca o, en determinados casos, nula: matrimonios que se ausentan todo el día para trabajar ya que se debe mantener a la familia, darles una buena educación a los hijos, satisfacer todas sus necesidades (tanto físicas como materiales), etc.; dicho evento trae como consecuencia que los hijos que se encuentran solos en la casa, la mayor parte del día, sin la atención y apoyo-guía de los padres decidan establecer su confianza en personas con las cuales conviven más tiempo, formando así su identidad a partir de éstas y no de las enseñanzas inculcadas por los padres. Por lo tanto, no es extraño que los adolescentes, al sentirse solos, recurran a la formación de un grupo social que los apoye y entienda o que decida olvidar sus penas en la impersonalidad que la masa confiere.

La masificación es, en la actualidad, un tema tan valido como lo era hace 50 años ya que las características de este fenómeno están en constante cambio, sin embargo su impacto en varios grupos de la sociedad no ha sido tan explorado como lo es la constitución de la misma, por lo tanto, lo que se propone es darle una vuelta a
Existen varias investigaciones que abordan el tema de las masas y los adolescentes por separado, estudios sociológicos y psicológicos sobre el comportamiento de los adolescentes, su visión sobre la situación del país en el cual viven, etc.; sobre el comportamiento y la conformación de las masas; o análisis de los diferentes grupos sociales conformados por jóvenes* y sus características, etc. Sin embargo no existe alguno que mezcle estas variables (masas, identidad y juventud), o al menos no he encontrado hasta el momento alguna investigación que lo haga. Creo que se están dejando de lado varios aspectos importantes en el ámbito de los adolescentes que son su identidad y los factores que influyen en la creación de la misma, siendo que ésta es la base principal para el desarrollo de las nuevas generaciones y, por lo tanto, de la sociedad.

Las razones expuestas son pues una justificación valida para el desarrollo de un tema de investigación que verse sobre la creación de la identidad de los jóvenes y el impacto que diferentes eventos sociales, específicamente los masivos, tienen sobre ésta. A través del desarrollo de dicha investigación se puede dar paso a nuevos datos que pudieran desarrollar nuevas líneas de investigación sobre estos temas (masas, jóvenes e identidad). Al mismo tiempo se estaría dando un nuevo enfoque a temas ya usados en bastantes investigaciones; por otra parte, es extraño encontrar una investigación de esta índole en nuestro país o en la ciudad de México, sin contar unas pocas excepciones, lo cual podría ser de mucha ayuda, tomando en cuenta que un importante grueso de su población está conformada por jóvenes, así que dicha investigación podría servir también para comenzar, o continuar, con esta línea de investigación sobre los jóvenes. Estas ventajas podrían ser algunos de los principales argumentos para proporcionarle validez teórica a dicha investigación, además de la importancia que el tema juventud e identidad tiene para varias áreas, como son la psicología o la antropología.

Es importante desarrollar el ámbito de la investigación en nuestro país ya que no se puede solamente tomar teorías creadas a partir de objetos de estudio ubicados fuera del contexto mexicano ya que, aunque son de utilidad y sirven como punto de referencia, no puede existir comparación alguna ya que se carece de paradigmas propios. Además, la realidad de la cual parten las investigaciones/observaciones, y a partir de las cuales surgen teorías/paradigmas, es totalmente diferente a la que se vive en el país (aunque actualmente la globalización atenúa un poco este hecho).
Hay pues que tomar conciencia de esto, elaborar paradigmas propios y desarrollar pequeñas investigaciones, o grandes si es que se cuenta con los elementos necesarios, en los diferentes ámbitos que sean de importancia para el desarrollo de nuestra nación. Tal vez la presente investigación pudiera ser vista como “una más de un estudiante más”, sin embargo nunca se sabe qué resultados se pueden obtener y cómo puedan influir éstos a la concepción de la identidad de los adolescentes y los eventos masivos que actualmente se tiene en el contexto mexicano.

Fuentes:
- Medina, Gabriel (compilador). (2000). Aproximaciones a la diversidad juvenil. México: Colegio de México.
- Giddens, Anthony. (1995). Modernidad e identidad del yo. Barcelona: Ediciones Península.
- Bonfil, Guillermo. (1993). Nuevas identidades culturales en México. México, D.F.: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
- Canett, Elias. (2002). Masa y Poder. México: Alianza.
- Centro de Investigación y estudios sobre Juventud. (2002). Encuesta Nacional de la Juventud 2000 (en línea). Consultado el 21 de agosto de 2004. Disponible en http://www.imjuventud.gob.mx

* A lo largo de este escrito hago uso tanto de la palabra jóvenes como adolescentes para referirme al mismo grupo social con edades de entre los 12 y los 20 años.

Sunday, August 22, 2004

Bienvenida

Hola, bienvenidos a este blog cuyo propósito es el de intercambiar y compartir información sobre el tema de mi investigación: impacto de los eventos masivos en la creación de identidad de los adolescentes en la ciudad de México, y de alguna otra que alguien más esté realizando.
Dudas, comentarios, sugerencias, serán aceptadas.